Siempre y por todas partes y en todas las cosas todo es como aquí. Es decir, la naturaleza es UNIFORME en el fondo de las cosas, aunque hay VARIEDAD  en el más y en el menos y en los grados de perfección”

(Texto 59.2)

Leibniz. Variaciones sobre La Ciencia General. Textos.

Este libro no es simplemente una colección de sucesivos fragmentos de los escritos del filósofo, sino la visión de conjunto de su pensamiento complejo entendiendo el mundo como un organismo vivo e interactivo, que Leibniz mismo asimilaba a veces a la interacción orgánica de los miembros corpóreos en la vida animal y otras veces comparaba con las diversas calles y plazas de la “Gran Ciudad”, a cada una de las cuales se puede acceder y de cada una de ella salir hacia cualquier otra. A este universo él lo llamaba Ciencia General. 
Para ello se invierte el orden convencional comúnmente admitido y practicado en los Manuales Introductorios al uso, y se da primacía en el cuerpo del libro a los textos mismos del filósofo de la manera más ancha y exhaustiva posible sin limitarme a garantizar mis afirmaciones sintéticas con breves referencias textuales del filósofo en notas a pie de página.
Por mi parte, tras la correspondiente “Presentación” sintética con la que inicio cada Variación, el cuerpo fundamental del libro —las calles y plazas de la Ciudad— lo constituyen naturalmente los textos de acuerdo con las diversas ciencias que el filósofo practicó o vislumbró como científico total que quería ser. Y lo mismo que en el presente en la Gran Ciudad, encontrará el lector bien señaladas y distribuidas las estaciones del metro suburbano, que son las notas a pie de página; a través de ellas podrá trasladarse con facilidad de unas calles a otras, de unas ciencias a otras, observar lo que entre ellas tienen de común y de específico, abreviar caminos, conectar rincones insospechados y quizás verificar mi hipótesis; así lo espero.

“(…) En última instancia, todos los cuerpos se resuelven en vivientes. (…) El organismo de los vivientes no es más que un mecanismo más divino que procede en sutilidad al infinito” (…)

(Texto 57.6/1)